ESPIRITUALIDAD CRISTIANA EN ADVIENTO
Queridos hermanos, les acercamos un material para trazar "senderos" en el hermoso tiempo de Adviento. Tienen el espíritu de crecer en el seguimiento de Jesús y continuar con su búsqueda de ser sólo para Dios: "Sólo Dios basta".
INTRODUCCIÓN
Como toda realidad de algún modo sacramental, la liturgia de adviento encierra y verifica la evocación salvífica de un pasado, la urgencia responsable de un presente y la disponibilidad ante un futuro. Esta triple perspectiva se manifiesta en:
Adviento histórico
En relación con el pasado, la liturgia actualiza todo el contenido del Adviento histórico o economía salvífica del Antiguo Testamento. Es aquel largo y duro "adviento" de siglos que enmarcó la vida de los hombres desde Adán hasta el acontecimiento de la encarnación. Cristo para ellos era: necesidad, esperanza y futuro. Existieron anhelando "al que había de venir". El Adviento histórico liturgizado apunta a integrarnos en el "resto de elegidos de Yahvé", destinatarios predilectos, y nos educa para una espiritualidad de "pobreza de espítritu" (los anawin o pobres del Señor), como actitud de autenticidad ante el misterio de Cristo.
Adviento presente
En la perspectiva de presente hay otro "adviento" para la humanidad actual y para cada alma -incluso ya cristiana- al encarnar el misterio de Cristo y su obra redentora. Desde el acontecimiento objetivo e histórico de la encarnación, ya verificada en el tiempo, hasta que Cristo llegue a ser una como "encarnación viviente" en cada hombre es preciso abrirlo espiritualmente a todo un proceso íntimo de disponibilidad, de preparación, de reforma profunda y penitencial, de aspiraciones sobrenaturales y cristificantes, de superación eficaz del pecado y de las taras personales originarias en todo ser humano. Todo ello es imposible sin una conciencia viva de la necesidad que tenemos de Cristo, que a veces es preciso comenzar por despertar o, por lo menos, alentar y potenciar en las almas hasta ponerlas en tensión de esperanza activa y amorosa. La Virgen con su disponibilidad existencial y de apertura a la Palabra, será la expresión personal más perfecta y la mejor representación viviente del adviento eclesial.
Adviento futuro
Sobre la humanidad entera pesa el "adviento final" de Jesucristo en su parusía o retorno glorioso, que habrá de coronar definitivamente su obra. La disponibilidad anhelante de esta segunda venida, la proclamación de este acontecimiento decisivo, con el consiguiente juicio selectivo y la restauración de todo en Cristo, constituyen el trasfondo teológico en que se mueve en gran parte la dinámica litúrgica y santificadora del Adviento desde su misma inauguración. Es una perspectiva de la historia de la salvación que constituye la razón última de la existencia de la Iglesia: preparar las almas para el encuentro definitivo con Cristo. A nivel personal (santificación de los creyentes) y a nivel de toda la humanidad (evangelización universal en un mundo siempre en situación de adviento)
TEOLOGÍA DE LA APERTURA RESPONSABLE A CRISTO
A lo largo del Adviento, la Iglesia va desplegando en su función pedagógica o acción magisterial más cualificada que es la liturgia todo el contenido fundamental de lo que podría calificarse "antropología cristiana" o teología de la apertura del hombre histórico para Cristo. La Teología de adviento presenta así y desarrolla una profunda dimensión "adviental", responsable y dispositiva -bajo la acción interna de la fe y de la gracia- del hombre y de la vida humana frente al misterio de Cristo.
Esta antropología la desarrolla la liturgia en un triple plano teológico:
En el plano del dogma, dogmas fundamentales de la antropología cristiana: la necesidad profunda que tenemos de Cristo-Redentor del hombre; nuestro estado de "naturaleza caída" por el pecado y la incapacidad "natural" de auto-redimirnos; necesidad de la gracia sanante y elevante; situación degradante del "hombre sin Cristo"; proclamación de la absoluta iniciativa divina salvífica; la Revelación como iniciativa divina salvífica y como diálogo de Salvación en Cristo.
En el plano moral, dinamismo de la virtud teologal de la ESPERANZA centrada en Cristo: exigencias de oración (humildad, sinceridad, ansias de la Promesa de redención); expectación-fidelidad responsable ante la gracia-vocación cristiana; disponibilidad interna penitencial a la conversión (mensaje de Juan Bautista); optimismo esperanzador y fortaleza operante; actitudes interiores "Marianas", por ser Ella el fruto más logrado del Adviento.
En el plano de la espiritualidad, vivencias de deseos de búsqueda y encuentro de Cristo: vivencia de la "pobreza de espíritu" ante la iniciativa de salvación de Dios; disponibilidad "hasta que Cristo se haga imagen viviente en nosotros" (Gal 4,19); vivir la mística de la "paternidad-filiación" divina en nosotros; conciencia de nuestra vocación a la santidad en Cristo; vivencia responsable de nuestro destino hacia encuentro con Cristo "que viene"; valoración teológica del tiempo que disponemos para producir los talentos (Mt 25).
"...por Cristo Señor Nuestro. Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos, que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar."
INTRODUCCIÓN
Como toda realidad de algún modo sacramental, la liturgia de adviento encierra y verifica la evocación salvífica de un pasado, la urgencia responsable de un presente y la disponibilidad ante un futuro. Esta triple perspectiva se manifiesta en:
Adviento histórico
En relación con el pasado, la liturgia actualiza todo el contenido del Adviento histórico o economía salvífica del Antiguo Testamento. Es aquel largo y duro "adviento" de siglos que enmarcó la vida de los hombres desde Adán hasta el acontecimiento de la encarnación. Cristo para ellos era: necesidad, esperanza y futuro. Existieron anhelando "al que había de venir". El Adviento histórico liturgizado apunta a integrarnos en el "resto de elegidos de Yahvé", destinatarios predilectos, y nos educa para una espiritualidad de "pobreza de espítritu" (los anawin o pobres del Señor), como actitud de autenticidad ante el misterio de Cristo.
Adviento presente
En la perspectiva de presente hay otro "adviento" para la humanidad actual y para cada alma -incluso ya cristiana- al encarnar el misterio de Cristo y su obra redentora. Desde el acontecimiento objetivo e histórico de la encarnación, ya verificada en el tiempo, hasta que Cristo llegue a ser una como "encarnación viviente" en cada hombre es preciso abrirlo espiritualmente a todo un proceso íntimo de disponibilidad, de preparación, de reforma profunda y penitencial, de aspiraciones sobrenaturales y cristificantes, de superación eficaz del pecado y de las taras personales originarias en todo ser humano. Todo ello es imposible sin una conciencia viva de la necesidad que tenemos de Cristo, que a veces es preciso comenzar por despertar o, por lo menos, alentar y potenciar en las almas hasta ponerlas en tensión de esperanza activa y amorosa. La Virgen con su disponibilidad existencial y de apertura a la Palabra, será la expresión personal más perfecta y la mejor representación viviente del adviento eclesial.
Adviento futuro
Sobre la humanidad entera pesa el "adviento final" de Jesucristo en su parusía o retorno glorioso, que habrá de coronar definitivamente su obra. La disponibilidad anhelante de esta segunda venida, la proclamación de este acontecimiento decisivo, con el consiguiente juicio selectivo y la restauración de todo en Cristo, constituyen el trasfondo teológico en que se mueve en gran parte la dinámica litúrgica y santificadora del Adviento desde su misma inauguración. Es una perspectiva de la historia de la salvación que constituye la razón última de la existencia de la Iglesia: preparar las almas para el encuentro definitivo con Cristo. A nivel personal (santificación de los creyentes) y a nivel de toda la humanidad (evangelización universal en un mundo siempre en situación de adviento)
TEOLOGÍA DE LA APERTURA RESPONSABLE A CRISTO
A lo largo del Adviento, la Iglesia va desplegando en su función pedagógica o acción magisterial más cualificada que es la liturgia todo el contenido fundamental de lo que podría calificarse "antropología cristiana" o teología de la apertura del hombre histórico para Cristo. La Teología de adviento presenta así y desarrolla una profunda dimensión "adviental", responsable y dispositiva -bajo la acción interna de la fe y de la gracia- del hombre y de la vida humana frente al misterio de Cristo.
Esta antropología la desarrolla la liturgia en un triple plano teológico:
En el plano del dogma, dogmas fundamentales de la antropología cristiana: la necesidad profunda que tenemos de Cristo-Redentor del hombre; nuestro estado de "naturaleza caída" por el pecado y la incapacidad "natural" de auto-redimirnos; necesidad de la gracia sanante y elevante; situación degradante del "hombre sin Cristo"; proclamación de la absoluta iniciativa divina salvífica; la Revelación como iniciativa divina salvífica y como diálogo de Salvación en Cristo.
En el plano moral, dinamismo de la virtud teologal de la ESPERANZA centrada en Cristo: exigencias de oración (humildad, sinceridad, ansias de la Promesa de redención); expectación-fidelidad responsable ante la gracia-vocación cristiana; disponibilidad interna penitencial a la conversión (mensaje de Juan Bautista); optimismo esperanzador y fortaleza operante; actitudes interiores "Marianas", por ser Ella el fruto más logrado del Adviento.
En el plano de la espiritualidad, vivencias de deseos de búsqueda y encuentro de Cristo: vivencia de la "pobreza de espíritu" ante la iniciativa de salvación de Dios; disponibilidad "hasta que Cristo se haga imagen viviente en nosotros" (Gal 4,19); vivir la mística de la "paternidad-filiación" divina en nosotros; conciencia de nuestra vocación a la santidad en Cristo; vivencia responsable de nuestro destino hacia encuentro con Cristo "que viene"; valoración teológica del tiempo que disponemos para producir los talentos (Mt 25).
"...por Cristo Señor Nuestro. Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos, que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar."
ESPIRITUALIDAD CRISTIANA EN ADVIENTO
Reviewed by Parroquia San Miguel Arcangel
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